Entre el tradicional Black Friday y fiestas de fin de año, la industria de la logística inversa se convierte en un protagonista indiscutido para salvaguardar la experiencia del cliente y la reputación de las marcas participantes.
Durante años, devolver un producto no formaba parte de la cultura del comprador latinoamericano, sin embargo, hoy es una práctica no solamente habitual sino que crítica al momento de tomar una decisión de compra. La industria del e-commerce bien lo sabe y se notan los esfuerzos en esa dirección. Basta observar acciones como la reciente alianza entre Enex, licenciataria de Shell en Chile, y Chilexpress, para instalar módulos automatizados y disponibles las 24 horas para realizar envíos y devoluciones de manera rápida, esfuerzo que ya realiza Copec de la mano con Blue Express.
La logística inversa, sin embargo, plantea retos que van mucho más allá de la gestión del transporte, que es su capa más concretamente observable. Supone diseñar flujos eficientes para gestionar el retorno, desarrollar mecanismos que permitan una buena trazabilidad en cada etapa por medio del uso de tecnología, y avanzar en la automatización de los procesos para poder dar respuestas oportunas a un número creciente de consumidores. La analítica predictiva toma acá gran relevancia para adelantarse a posibles dificultades y darle más eficiencia y sustentabilidad al proceso.
Carlos Díaz Ojeda, General Manager de DispatchTrack Latinoamérica















































