Cuando quienes hablan hoy de logística inversa lo hacen reflexionando en el proceso de gestionar el flujo de regreso de productos desde el punto de consumo final al origen de su fabricante o distribuidor. Este recorrido, que ha ido dando espacio a toda una tendencia, se utiliza para la recuperación de valor mediante la devolución, reparación, reacondicionamiento, reciclaje o desecho adecuado. Los objetivos de la logística inversa se focalizan en minimizar pérdidas, mejorar la satisfacción del cliente, fortalecer la imagen corporativa y promover la sostenibilidad.
Entre sus principales ventajas está la búsqueda de alternativas atractivas para obtener un beneficio de los productos devueltos, como la reventa a un precio rebajado, simplificar las devoluciones para mejorar la satisfacción y la relación con el cliente, minimizar las pérdidas asociadas a las devoluciones y reutilizar materiales de embalaje, así como también reducir residuos mediante el reciclaje, la reutilización y el desecho responsable de productos.
Chile, ciertamente, se está sumando a la tendencia global de logística inversa, aunque aún en una etapa de adopción intermedia. El crecimiento del e-commerce ha hecho que devoluciones, recambios y recolección en origen se vuelvan procesos críticos para los retailers y operadores logísticos.
Hoy vemos una demanda creciente por soluciones que no solo permitan recuperar productos, sino también reprocesarlos, clasificarlos y reintegrarlos al inventario con rapidez. La logística inversa dejó de ser un servicio accesorio: hoy es parte del ciclo completo del comercio electrónico y un diferenciador de competitividad para quienes participamos activamente de esta industria.
El desafío, por lo mismo, está en estandarizar procesos, digitalizar flujos de devolución y robustecer la infraestructura urbana, especialmente para manejar altos volúmenes en temporadas de mayor demanda. En este contexto serán justamente las empresas que logren orquestar estas tareas con eficiencia y trazabilidad las que serán líderes y ejemplo.
Felipe Quinteros, CEO de International Line
















































