INVESTIGACIÓN EN LOGÍSTICA: DEBEMOS ACELERAR EL PASO

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La logística, uno de los motores que logra mover la economía de un país, es la columna vertebral de la distribución de bienes y servicios. La crisis sanitaria del COVID-19 nos demostró que, si bien se puede restringir el transporte de pasajeros, no podemos hacer lo mismo con el transporte de carga. Sin embargo, la relevancia de este sector para la sociedad no se condice con la investigación que existe en nuestro país sobre este tema.

Por ello, resulta destacable el premio otorgado este año por la Sociedad Chilena de Ingeniería de Transporte (SOCHITRAN) al proyecto de logística urbana “Zonas Inteligentes de Carga y Descarga”, que permitió la habilitación de estacionamientos para vehículos eléctricos de carga urbana en Providencia. Es la primera vez en la historia de dicha entidad que la distinción recae en un proyecto de logística, lo que es una muestra del gran desafío de visibilizar las necesidades de desarrollo de este sector.

El transporte de carga juega un rol vital en la subsistencia humana. Basta mirar a nuestro alrededor para notarlo: el siguiente alimento que comerás, el dispositivo desde el que estás leyendo esto, el último medicamento que tomaste, o los materiales con que se construye la casa, o la calle más cercana que veas: todo ha sido transportado, como materia prima o producto terminado y, en muchos casos, ha dado la vuelta al planeta.

Así como esencial, el sistema de distribución también se modifica constantemente. La pasada crisis sanitaria puso a prueba su capacidad de respuesta y mostró inequidades en el acceso a la distribución de bienes. Si a esto sumamos el impacto de la globalización, la tecnología, y la automatización, la velocidad de adaptación del sector resulta vertiginosa. Anticipar estos cambios requiere no sólo experiencia práctica, sino también una base teórica sólida que sirva como brújula en un mar de factores de enorme variabilidad.

En ese sentido, las necesidades de investigación en Chile son abrumadoras: aún no contamos con una metodología que permita estimar los costos a lo largo de la cadena logística, ni con matrices actualizables Origen-Destino (OD) de bienes esenciales. En este caso, sin una matriz OD de bienes, no hay posibilidades de activar planes de contingencia ante catástrofes, puesto que no sabemos en qué lugar y en qué cantidad se encuentran los bienes en la red de distribución. Estos requerimientos, básicos en el transporte de pasajeros, aún no han sido resueltos para la logística en nuestro país.

Considerando lo anterior, los recursos invertidos en investigación del transporte de carga no concuerdan con su relevancia, ni con el potencial de beneficio social que tendría el desarrollo de bienes públicos en esta materia. La investigación en logística no sólo es necesaria para abordar los problemas inmediatos, sino también para establecer un marco sólido que permita la innovación y la adaptación constante. La introducción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el internet de las cosas y la automatización plantea oportunidades emocionantes, pero también desafíos complejos, que sólo pueden abordarse mediante la investigación constante y en colaboración intersectorial.

Destinar recursos a la investigación logística es una inversión en la resiliencia de nuestras sociedades y en la garantía de un acceso constante a los bienes esenciales. Desde Conecta Logística agradecemos a la Sociedad Chilena de Ingeniería de Transporte por destacar al transporte de carga en su quehacer; y esperamos que esta noticia se transforme en un llamado a la acción, no sólo para académicos y expertos en logística, sino también para gobiernos, empresas y toda la comunidad. Es necesario resignificar que la logística es mucho más que mera eficiencia empresarial. Es un rubro estratégico con alto potencial de mejorar la vida de las personas.

Autora: Margarita Amaya, Coordinadora Ejecutiva Conecta Logística.

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