Los esfuerzos de fiscalización y recuperación de espacios públicos, como los operativos realizados esta semana en Barrio Meiggs de la comuna de Santiago, han vuelto a poner en el foco público la urgente necesidad de combatir el comercio ilegal y sus estructuras logísticas de soporte. Estas acciones no son solo una lucha por el ordenamiento territorial, sino una batalla crucial contra las redes del crimen organizado que se nutren de la informalidad.
Recordemos la tragedia del incendio en pleno centro de Santiago, el cual no solo reveló la fragilidad de un antiguo inmueble (el ex cine), sino que expuso una amenaza mucho mayor: la proliferación de bodegas ilegales utilizadas para almacenar productos falsificados y de contrabando.
Este fenómeno ya no puede entenderse como un asunto aislado vinculado únicamente al comercio ambulante. Diversas instituciones —Carabineros, SII, Aduanas y la Dirección del Trabajo— han advertido que estamos frente a una sofisticada red logística que sostiene al mercado ilegal, con graves consecuencias para la seguridad pública, la economía formal y la salud de las personas.
Es fundamental destacar la importancia de que los Centros de Distribución deben cumplir con las normativas vigentes, tener al día las certificaciones y resoluciones necesarias para almacenar/administrar los diferentes tipos de mercadería, como, por ejemplo: Resolución de alimentos, resolución de cosmética, resolución para carga IMO (peligrosa), resolución sanitaria, entre otras.
Empresas que arriendan sin verificar el cumplimiento normativo terminan siendo eslabones involuntarios de estas cadenas delictivas. Lo más alarmante es que en muchas de estas bodegas no solo se encuentran ropa, alcohol o medicamentos almacenados sin control sanitario, sino también familias viviendo en condiciones precarias, lo que implica una doble vulneración de derechos.
Estos “centros de operaciones” del crimen organizado funcionan en la sombra, amparados en la informalidad y en la necesidad de muchas personas. Para enfrentarlos, no basta con decomisos puntuales: se requiere una estrategia integral que combine fiscalización rigurosa, sanciones efectivas y un trabajo coordinado entre el sector público y privado.
Como parte activa y miembros de la industria logística y de almacenaje hacemos un llamado a fortalecer la fiscalización ya recurrir siempre a espacios autorizados. El cumplimiento normativo no es solo una exigencia legal, sino una garantía de seguridad, trazabilidad y confianza para toda la cadena de suministro.
La advertencia es clara. Mientras existan bodegas ilegales operando impunemente, la infraestructura del crimen seguirá creciendo en el corazón de nuestras ciudades, con riesgos que superan con crecimientos las pérdidas materiales.
Por Paul Trench de EIT Logística














































