A partir de 2020, a raíz de la Pandemia del Covid-19, las ventas del comercio electrónico en Chile experimentaron un crecimiento exponencial. Las cifras oficiales así lo confirman. De acuerdo a las estadísticas y proyecciones publicadas por la Cámara de Comercio de Santiago, en términos reales, las ventas online B2C en 2019 alcanzaron los US$ 6.079 millones de dólares, registrando un nivel de participación (penetración) en las ventas minoristas del 7,4%; mientras que para el cierre de 2022 se proyecta un total de ventas de, aproximadamente, US$ 11.010 millones de dólares, con un incremento del 1,7% en el nivel de penetración en las ventas minoristas, respecto de 2021 (13%), un margen de proyección menor al esperado, debido a la actual recesión económica.
En la última década, y principalmente en los últimos dos años, la evolución del e-commerce se aceleró a pasos agigantados. Gracias a la pandemia –en gran parte-, el uso de redes sociales, sitios web e incluso el correo electrónico, se transformaron en los lugares favoritos para concretar compras y ventas. Pero, ¿qué pasa con quienes viven en zonas donde la última milla no llega? Si dejar de comprar no es opción, entonces ¿cómo enfrentan esta problemática las empresas de despacho?