Durante décadas, la aduana europea se movió al ritmo del papel: lenta, rígida y dependiente de documentos que viajaban más despacio que los propios contenedores. Aquel sistema, eficaz en su tiempo, hoy se ve superado por un comercio global que exige inmediatez, trazabilidad y datos en tiempo real.
Bruselas impulsa ahora una revolución silenciosa que transformará la manera en que se mueve cada producto, cada contenedor y cada dato dentro del mercado comunitario. Ya no hablamos solo de ventanillas electrónicas, sino de una aduana digital que analiza y decide antes de que el camión cruce la frontera.
La Reforma del Código Aduanero de la Unión, actualmente en negociación en el Parlamento Europeo y el Consejo, propone sustituir la fragmentación nacional por un sistema común basado en información compartida y control predictivo. En el centro de este nuevo ecosistema se situará el EU Customs Data Hub, la futura gran base de datos aduanera europea. Su función será concentrar, analizar y anticipar riesgos en tiempo real, de modo que la confianza ya no se declare: se demuestre.
El cambio afectará a todos los actores del comercio internacional —desde los Operadores Económicos Autorizados (OEA) hasta las plataformas de comercio electrónico— y redefinirá también la relación con los socios extracomunitarios, entre ellos Chile, uno de los aliados más consolidados del bloque europeo.
COMERCIO ELECTRÓNICO: EL GRAN CATALIZADOR
El auge del comercio electrónico ha puesto a prueba las costuras del sistema aduanero europeo. En 2024 se estimaron alrededor de 4 600 millones de paquetes de bajo valor (≤ 150 €) que ingresaron en la Unión Europea, más del 90 % con origen en China.
Para frenar el fraude y equilibrar la competencia, la Comisión Europea ha propuesto —aún en fase de negociación— eliminar progresivamente el umbral de 150 € que exime de derechos aduaneros a los envíos B2C y sustituirlo por una tasa plana de 2 € por paquete importado directamente al consumidor europeo, junto con una tarifa reducida de 0,50 € para los envíos gestionados desde almacenes situados dentro de la UE.
Estas medidas forman parte del paquete de reforma aduanera presentado en 2023, pero todavía no han sido aprobadas formalmente. La fecha provisional de aplicación no se prevé antes de 2028.
Aun así, su efecto ya se percibe: las plataformas de venta en línea deberán asumir mayor responsabilidad sobre los datos de origen, valor y clasificación arancelaria de los productos que comercialicen. Los operadores logísticos y los agentes de aduanas tendrán que reforzar sus sistemas de trazabilidad y calidad de datos.
El envío de bajo coste que antes escapaba al control pasará a formar parte de un ecosistema de supervisión transparente, automatizado y en tiempo real, donde la velocidad de los despachos dependerá directamente de la precisión de la información.
ICS2: LA FRONTERA SE ADELANTA
El Import Control System 2 (ICS2) constituye la piedra angular de esta nueva arquitectura aduanera. Este sistema permite a las autoridades europeas conocer y analizar los datos de cada envío antes de su llegada, reforzando la seguridad y la trazabilidad en toda la cadena logística.
Según confirmó la Comisión Europea el 29 de agosto de 2025, el ICS2 está plenamente operativo en todos los Estados miembros y para todos los modos de transporte —incluidos carretera y ferrocarril— desde el 1 de septiembre de 2025, con derogaciones temporales limitadas en algunos países para facilitar la adaptación de los transportistas.
Gracias a este modelo, el control deja de ejercerse en la frontera física y se traslada al ámbito digital. Las aduanas pueden autorizar, inspeccionar o bloquear una operación antes de que la mercancía abandone su país de origen.
La velocidad de los despachos dependerá de la calidad, coherencia y anticipación de los datos. En esta nueva lógica, la rapidez ya no la determina la ruta, sino el dato.
El ICS2 redefine así la responsabilidad de todos los actores de la cadena logística: transportistas, agentes, exportadores e importadores deberán coordinar sus sistemas bajo una misma cultura de trazabilidad y cumplimiento.
OEA ESPAÑOLES: DEL SELLO A LA EXCELENCIA OPERATIVA
Para los OEA en España, la reforma aduanera europea marca un punto de inflexión. Lo que durante años fue una ventaja competitiva se convertirá en un requisito imprescindible para operar con agilidad dentro del mercado interior.
La Comisión Europea busca consolidar un sistema de confianza basado en la fiabilidad digital y la transparencia permanente. En este contexto surge el proyecto del futuro “Trust & Check Trader”, una figura aún en fase de diseño legislativo, reservada a empresas con trazabilidad total y conexión directa al EU Customs Data Hub. Aunque todavía no existe una fecha oficial para su implantación, el mensaje de Bruselas es claro: la aduana del futuro solo confiará en quienes puedan demostrar su cumplimiento con datos verificables.
Ser OEA dejará de equivaler a haber superado una auditoría puntual para convertirse en un proceso vivo de cumplimiento continuo. Las empresas certificadas deberán mantener la coherencia entre la información comercial, logística y aduanera, integrando sus sistemas internos con los de la administración. Esta interconexión les permitirá acceder a despachos prioritarios, menos controles y una menor carga documental.
Para las pymes exportadoras, el reto será tanto tecnológico como cultural: pasar de una visión reactiva a una cultura preventiva, donde la trazabilidad, la automatización y la formación continua sean pilares estratégicos. En este nuevo entorno, la credibilidad aduanera será sinónimo de competitividad.
CHILE: ALINEARSE PARA COMPETIR
Al otro lado del Atlántico, Chile avanza hacia una relación más moderna con la Unión Europea. El Acuerdo Comercial Interino (ATI), en vigor desde el 1 de febrero de 2025, y la aplicación provisional parcial del Acuerdo Marco Avanzado (AFA) desde el 1 de junio de 2025, marcan un punto de inflexión en la política comercial bilateral.
Ambos instrumentos abren una nueva etapa sustentada en la sostenibilidad, la digitalización y la trazabilidad, principios que reflejan la misma filosofía que inspira la reforma aduanera europea.
Entre las principales novedades, el ATI moderniza los procedimientos de origen preferencial, sustituyendo los antiguos certificados EUR.1 por declaraciones electrónicas de origen emitidas por exportadores registrados en el sistema REX (Registered Exporter System). Este cambio simplifica los trámites, pero exige mayor rigurosidad documental y trazabilidad completa.
Las empresas chilenas exportadoras —especialmente en los sectores agroalimentario, pesquero, vitivinícola e industrial— deberán garantizar que sus datos de origen, clasificación y valor estén perfectamente alineados con los estándares europeos. Una discrepancia mínima podrá activar alertas automáticas y retrasar el despacho o la aplicación de preferencias arancelarias.
Lejos de ser una barrera, esta modernización representa una oportunidad estratégica. Las compañías que refuercen su trazabilidad y colaboren con importadores europeos certificados como OEA podrán integrarse en cadenas de suministro de confianza, beneficiándose de procedimientos más ágiles, despachos previsibles y menores costes.
En un contexto donde la información fiable se ha convertido en la nueva moneda del comercio, Chile tiene la posibilidad de consolidarse como socio preferente de Europa, combinando la calidad de su oferta exportadora con una gestión documental precisa y transparente.
LA CONFIANZA COMO NUEVA MONEDA DEL COMERCIO
La reforma aduanera europea confirma una tendencia irreversible: la confianza digital sustituye al papel como base del comercio internacional. Los controles se automatizan, las verificaciones se anticipan y los datos se transforman en el pasaporte que abre las fronteras. La trazabilidad deja de ser un requisito burocrático para convertirse en una ventaja competitiva tangible.
Para los OEA españoles, este nuevo marco representa una oportunidad de liderazgo en la cadena logística europea. Para los exportadores chilenos, implica integrarse en un sistema donde la transparencia y la coherencia de la información son la nueva condición de acceso.
Como consultora internacional y representante aduanera, interpreto esta transformación como una llamada a evolucionar. La aduana del futuro no levantará muros, sino estándares más exigentes y compartidos. Quienes comprendan que el cumplimiento, la tecnología y la coherencia no son obstáculos, sino aliados, estarán en la vanguardia del comercio global.
En definitiva, Europa no solo está reinventando su frontera: está redefiniendo la confianza como nuevo valor de cambio internacional. Quien sepa demostrarla no necesitará abrir puertas: el sistema lo reconocerá antes de llamar.
Por Mari Carmen Masegosa — Consultora Internacional y Representante Aduanera (AEAT)· Masegosa Consulting














































