El crimen organizado es uno de los temas más recurrentes en Chile, lo que plantea constantes e importantes desafíos en la industria. Esto ha impulsado a las empresas a buscar soluciones más robustas e innovadoras.
La delincuencia en Chile es uno de los temas más complejos de abordar. Particularmente en el retail, según datos de la Cámara Nacional de Comercio 6 de cada 10 locales fueron víctima de algún delito el primer semestre de 2025.
Además, más de la mitad de los delitos son atribuidos a más de una persona, lo que puede llevar a inferir que existen bandas organizadas. El crimen organizado impacta directamente en la logística, la distribución y el abastecimiento de los negocios. Por esa razón, desde pequeños hasta grandes comercios están incrementando sus gastos en seguridad. Y aunque la panacea para la delincuencia está lejos de ser descubierta, hay un par de tecnologías que están ayudando.
“Los minoristas están sintiendo el impacto. Las pérdidas por robo no solo afectan sus resultados, sino que también interrumpen las cadenas de suministro y aumentan los precios para los consumidores. La necesidad de soluciones eficaces para combatir estos delitos nunca ha sido tan urgente”, explica Ignacio Orellana, CEO de Sistemo.
Entre las herramientas más prometedoras en esta lucha se encuentran la tecnología RFID y los sistemas de videovigilancia en tiendas, que, combinados, pueden ofrecer un enfoque integral para combatir las organizaciones del crimen organizado.
“La tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) es una herramienta poderosa en el sector minorista. La RFID utiliza campos electromagnéticos para identificar y rastrear automáticamente las etiquetas adheridas a los objetos. A diferencia de los códigos de barras tradicionales, las etiquetas RFID no requieren una línea de visión directa para su lectura, lo que permite una gestión de inventario más eficiente y precisa”, detalla Orellana.
Para la prevención de pérdidas, las etiquetas RFID en la mercancía se comunican con sensores para rastrear el movimiento de las mercancías dentro de la tienda. Por ende, si los artículos etiquetados se mueven fuera de las áreas designadas o se manipulan de manera sospechosa, el sistema puede enviar alertas inmediatas al personal de la tienda.
Ahora bien, respecto a las tecnologías de videovigilancia en tienda, estas han sido desde hace tiempo un elemento básico en la seguridad minorista. Actualmente ofrecen imágenes de alta definición, reconocimiento facial y análisis avanzado, permitiéndoles monitorear la actividad de la tienda en tiempo real, alertando al personal de seguridad sobre posibles robos y proporcionando evidencia valiosa para las investigaciones.
“Quizá las tecnologías por separado no ofrezcan nada distinto, pero si hacen sinergia, mejoran significativamente la capacidades, ya que los sistemas RFID pueden activar alertas en tiempo real cuando los artículos etiquetados se mueven de manera sospechosa o salen de áreas designadas. Por esto, las cámaras en las tiendas pueden enfocar inmediatamente estas áreas, lo que permite que los equipos de seguridad respondan rápidamente”, menciona Orellana.
La correlación de datos RFID con secuencias de video permiten rastrear el movimiento de bienes e identificar patrones asociados con el robo y potencialmente predecir dónde atacarán las redes de robo la próxima vez.
Asimismo, estos datos combinados pueden ayudar a construir casos integrales contra los delincuentes al asociar definitivamente los productos robados con la evidencia en video contra los perpetradores. Si las etiquetas RFID permanecen en el producto después del robo, ayudarán a las autoridades a demostrar el origen de los productos en posesión de las bandas de ladrones o sus socios.
Desafíos de la implementación de la tecnología RFID y de video
Si bien la RFID y la videovigilancia ofrecen beneficios sustanciales, su implementación no está exenta de desafíos:
Costo: La inversión inicial en etiquetas RFID, sensores y cámaras de video de alta calidad puede ser considerable. Para los minoristas más pequeños, estos costos pueden resultar prohibitivos sin asistencia financiera. Algunos proveedores de soluciones ofrecen opciones de financiamiento, como RFID como servicio, para ayudar a los minoristas con la inversión inicial.
Complejidad de la integración: La integración de la tecnología RFID y de video en la infraestructura existente de la tienda requiere una planificación minuciosa y experiencia técnica. Los minoristas deben garantizar la compatibilidad y el funcionamiento fluido de ambos sistemas.
Gestión de datos: Gestionar los grandes volúmenes de datos generados por estas tecnologías requiere soluciones robustas de gestión de datos. Los minoristas deben invertir en el software y el personal necesarios para analizar y gestionar eficazmente esa información.
“En pleno auge de la IA y el aprendizaje automático se espera que mejoren aún más las capacidades de los sistemas RFID y de videovigilancia, ofreciendo un análisis de datos aún más preciso y perspectivas predictivas, lo que dificultará cada vez más la actividad de las organizaciones criminales”, sentencia Orellana.
La combinación de la tecnología RFID con la videovigilancia en tiendas ofrece una solución eficaz a este creciente problema. Al aprovechar estas tecnologías, se contribuye a una protección de los activos y a un entorno de compra más seguro para todos.














































