Con una costa de 6400 kms, Chile ha tenido un lento avance hacia la descarbonización de su flota marítima. Actualmente, la mayoría de embarcaciones sigue operando con diésel, con altas emisiones de gases de efecto invernadero. Pese a ello, iniciativas recientes -como el primer remolcador 100 % eléctrico en operación comercial, proyectos de embarcaciones híbridas y el desarrollo de corredores marítimos verdes- podrían marcar un nuevo rumbo.
El transporte de carga terrestre en Chile sostiene gran parte de la economía nacional y el comercio exterior, pero enfrenta tres retos que amenazan su eficiencia y competitividad: seguridad en las rutas, escasez de conductores e infraestructura vial insuficiente.