Debido a su economía con sello exportador y por su política comercial de cara al mundo, Chile mantiene una estrecha relación con la actividad marítimo-portuaria. La pandemia también ha desafiado a este sector, generando –según algunos actores- una ‘tormenta perfecta’ que involucra el actuar de las navieras, el tema tarifario, escases de contenedores y también al recurso humano portuario.
Para la industria de alimentos, tanto la trazabilidad como el control de temperaturas son aspectos críticos, por eso el monitoreo debe ser constante; mientras que para la industria logística los desafíos son claros: llegar en menor tiempo, disminuir los costos y tecnologizar. A pesar de que el coronavirus amenazó con interrumpir la reposición de contenedores reefer, elemento fundamental para los productos que requieren de atmósferas congeladas, los exportadores de alimentos pudieron hacerle frente para cumplir con sus compromisos. Aunque, claro, tanto en el comercio exteriror como en el ámbito local, fortalecer la cadena de frío es un desafío permanente, desde el productor hasta el usuario final.