La certificación de competencias laborales en Chile no solo mejora la empleabilidad de los trabajadores, también eleva la seguridad, la confianza y la calidad de los servicios. Pese a los beneficios, el alto costo del proceso sigue siendo la principal barrera para oficios clave como cuidadores y electricistas, donde la formalización resulta fundamental.
En un país donde la informalidad laboral aún persiste, con una tasa que alcanzó el 27% entre junio y septiembre de 2024, la certificación de competencias laborales emerge como una herramienta clave, especialmente en oficios de alta responsabilidad como cuidadores de adultos mayores o electricistas clase D. Estos roles no solo exigen conocimientos técnicos sólidos, sino también garantías que aseguren profesionalismo, confianza y trato humano de calidad.
Según Álvaro Vilaplana, gerente comercial de MG Certifica, en un entorno con alta informalidad, contar con certificaciones acreditadas puede marcar la diferencia entre un servicio seguro y una situación de riesgo.
“Si un electricista sin certificación realiza una instalación deficiente, existe un alto riesgo de un cortocircuito o un incendio; en el caso de los cuidadores, confiamos a alguien nuestra salud y cuidado personal. Contar con certificación implica establecer garantías técnicas y éticas”, advierte Vilaplana.
La importancia de estas acreditaciones también se refleja en la necesidad de reconocer competencias que trascienden lo técnico. Hoy se habla de competencias poderosas para referirse a habilidades blandas como la empatía, la responsabilidad y la capacidad de establecer vínculos de confianza. Para el gerente comercial de MG Certifica, certificar a estos trabajadores no solo eleva los estándares del mercado, sino que protege al usuario y dignifica el servicio.
“Se trata de un paso clave hacia una cultura de mayor formalidad y seguridad, en la que los trabajadores acreditados destacan no solo por lo que saben hacer, sino también por cómo se relacionan con las personas a las que atienden”, comentó el experto.
Beneficios de la certificación laboral: confianza, oportunidades y cierre de brechas
La certificación de competencias laborales ofrece beneficios concretos tanto para los trabajadores como para las empresas. Entre los más destacados están la confianza en la ejecución del trabajo, el respaldo profesional y la ampliación de oportunidades laborales.
Según Vilaplana, validar formalmente las competencias a través de un proceso regulado otorga un respaldo que fortalece la empleabilidad y aumenta la seguridad con la que los trabajadores realizan sus funciones.
“Las personas certificadas no solo cuentan con un reconocimiento oficial, sino que también son más valoradas en los procesos de contratación, ya que las empresas tienden a priorizar a quienes poseen acreditaciones oficiales”, explicó el ejecutivo.
En Chile, más de 180.000 trabajadores han certificado sus competencias laborales a través de ChileValora desde 2008, principalmente en sectores estratégicos como la minería, la construcción y los servicios de cuidado. Esto refleja la importancia creciente de la certificación como herramienta de profesionalización y formalización del mercado laboral.
Otro beneficio clave es la posibilidad de identificar brechas de conocimiento y fomentar la formación continua. Durante la certificación, los candidatos no solo demuestran lo que ya saben, sino que reciben retroalimentación sobre aspectos técnicos o prácticos que necesitan reforzar. Este proceso permite orientar capacitaciones específicas y asegurar que, al finalizar, los trabajadores posean las competencias necesarias para desempeñar su labor de manera más segura, eficiente y de calidad.
De esta manera, la certificación laboral no solo fortalece a la persona, sino también a las empresas que confían en sus capacidades, aportando a la seguridad de los procesos y al desarrollo de una cultura de calidad en el país.
Desafíos para el acceso a la certificación: costo y organización
Uno de los principales obstáculos para que los trabajadores accedan a la certificación laboral en Chile es el costo del proceso, especialmente en la certificación a través de ChileValora, donde muchas veces el gasto recae directamente en la persona interesada, lo que representa una inversión difícil de asumir para quienes se encuentran desempleados o tienen ingresos inestables.
“Por eso es tan importante la existencia de programas de financiamiento como las becas ChileValora, que permiten a los trabajadores certificar sus competencias sin tener que costear personalmente el proceso. Desde MG Certifica nos hemos sumado a este esfuerzo, aplicando estas becas y facilitando el acceso de quienes más lo necesitan”, explicó Vilaplana.
Otro desafío clave es la organización de la oferta de certificación. Muchos trabajadores llegan de manera individual, lo que encarece los procesos y reduce su eficiencia. Para enfrentar esto, se está promoviendo la formación de grupos de trabajadores, lo que permite disminuir los costos unitarios y agilizar las evaluaciones.
Además, existen instrumentos de apoyo a las empresas que requieren certificaciones obligatorias. Entre ellos destaca la Franquicia Tributaria de Capacitación administrada por SENCE, que permite financiar total o parcialmente las certificaciones, lo que incita a más organizaciones a invertir en procesos que elevan los estándares de calidad y seguridad laboral.
En este sentido, los desafíos económicos y organizativos no solo impactan a los trabajadores, sino también al sector productivo en su conjunto. Abordarlos con mecanismos de financiamiento, subsidios y planificación colectiva es fundamental para avanzar hacia un mercado laboral más formal, inclusivo y seguro.