Las viviendas verticales ya ni siquiera son una tendencia, sino más bien una realidad que enfrentan centros urbanos con una alta densidad poblacional. Ahora bien, los desarrollos urbanos verticales son los que están contribuyendo a la protección de espacios verdes. Incluso, este tipo de edificaciones suelen ser más sostenibles gracias a su autosuficiencia energética y también en cuanto a la integralidad de los espacios. Tenemos el ejemplo del célebre edificio Regent International que construyó China situado en Quianjiang, Century City, el distrito comercial central de Hangzhou. En éste conviven 20.000 personas a lo largo de 39 pisos que integran servicios como supermercados, farmacias, piscinas y cafeterías.
Hace poco más de dos años, el mundo fue sacudido por la irrupción de la inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, Llama y Grok, entre otros modelos. Me atrevo a afirmar que la mayoría de las personas no solo en Chile, sino en el mundo entero hablaban de la IA, sobre su potencial e incluso algunos se aventuraron a predecir que cambiaría la forma en que trabajamos y vivimos. Sin embargo, hoy, cuando el polvo se ha asentado, surgen algunas preguntas que son inevitables: ¿Qué impactos reales ha tenido la IA en nuestra forma de operar? ¿Hemos logrado traducir esas promesas en mejoras tangibles (eficiencias y automatizaciones principalmente) en nuestros procesos y en la vida cotidiana?